viernes, 25 de enero de 2013

Abrazo de Acatempan.





Ilustración elaborada para la edición 54 de la Revista Mexicanísimo, abrazo a una pasión. El abrazo de Acatempan, momento histórico en donde nuestro rumbo, como país, tomo un curso definido, aunque no por ello menos accidentado. Si todo se pudiera definir con abrazos (sinceros, ya que en Acatempan algunas teorías ubican a la ambición y los intereses propios de un pequeño grupo como protagonistas del mismo), otra situación viviríamos. Un abrazo sincero para la gente sincera que ande por aquí.

martes, 8 de enero de 2013

Granitos de grafito

El primero de diciembre del año pasado fue un día gris para el país. Tristeza, desilusión, rabia, impotencia, incredulidad. Densas sensaciones que siempre acompañan a la injusticia, flotando en el aire, mismas que luego fueron rebasadas por el dolor de la represión. Aunque se hizo lo que estuvo al alcance para evitar la imposición, la amargura de que no fue suficiente seguirá latente en cada segundo que transcurra durante los próximos seis años. Mientras tanto, después de sufrir un fraude electoral más, ahora en vivo y en directo gracias a las redes sociales, también tendremos que sufrir cómo la nación se sigue devastando, desgarrando y dividiendo. Es triste mencionarlo, pero muchos especialistas (honestos) en el tema han augurado que es muy poco probable que lo que queda de un México justo, soberano y humanista, sobreviva. Asistiremos a su lento y largo funeral. Es la sensación que ahora comparto. Espero con el alma que nos equivoquemos.
Pese a todo lo anterior aun quedan algunas esperanzas flotando en el mismo aire, jóvenes que viven un despertar de la conciencia y se organizan, hombres y mujeres de todas las edades que se niegan a seguir siendo pisoteados, destruidos y tratados como objetos; el México rebosante de dignidad que agoniza pero que aun lucha con lo que le queda de fuerza. Una pequeña luz al final de este trecho de camino. Todo indica que será apagada y morirá lo que representa. Espero, con alma, vida y corazón, que así como me equivoqué al pensar que podríamos unirnos y evitar caer, de nuevo, en la noche de nuestra historia, otra vez me equivoque y ese México (por fin) destruya mi tristeza, que aplaste mi pesimismo con su dignidad y queme mis temores con esa luz que alguna vez desee, alumbrara no sólo la nación sino el mundo entero. Pese a la tristeza, se vale soñar.